“**Fe**

Ojos cerrados

Alma cansada,

Las cadenas pesan y los sueños rodean.

La esperanza solo proviene de arriba”.

Entre mentes

Cuando desaparece su lente

queda como ente

entre gente sin mente... 

                    y yo, ando sencillamente
 afluente en la fuente

Viajes Surreales

Ultravioleta, en saetas de seda, respira el suspiro de susurros lo suficiente. Eficiente es & la muerte despide. A punto controla los latidos, se debate en el bate y late en el arte, resaltando de los lados, los dados de su mano, donde se parten, en adelante, los alados labios. 

La vaca era flaca rumbo a Cuernavaca.

Pero que, por culpa de Taca, dejó sin hamaca y sin navaja, a esa media naranja.

El reflejo sin espejo

Castillos en el aire

Ojos de Russignori

Soy un ángel de la ilusión.

Al cierre de los párpados se dibujan las siluetas
Saetas que encienden las luciérnagas 

En mentes de libélulas magnéticas.

En el mientras tanto

Todo suena a canto

 Menos el llanto

de quienes han perdido su tanto.

La larga espera culmina su condena

Cuando se presenta 
La nueva luna llena.

&, en medio de corales
Navegan los nopales.

Lluvia en el desierto

Ecos resuenan después del fin

Cuando ya no queda nada más 

Apenas comienza el surgir,
Suena la voz a seguir...

Los pies en el mundo o el mundo bajo los pies

Sólo tras las huellas, el camino renacerá

Para aquellos que buscan una respuesta
La incógnita cesará

Trayendo pedales en cada una de sus llaves

Esa es la ruta que destruye la duda.

Una mirada extraña

Suena el eco

El empalme de fragmentos

Titilan a su paso

Huellas del ayer.

Recuerdos rotos,

Embriagados en su perdición;

En la condena de haber sido un sueño,

Cuyo destino saldría con el despertar.

Se levanta la guerrera

La espada y su filo

Cortan sogas de hierro.

El tiempo se apresta

A un estado abismal

Para alcanzar sus límites.

Llueven pétalos

Suenan violines

Llaman a la luz.

Corren los últimos, y en un abrir y cerrar de ojos,

Se detienen los relojes de la ciudad.

Llaves

Si abren no son de aquél

Si giran son más rápidas que el riel

Si cierran son tan astutas como un pincel

Y ahora, como el tren,

no se pierden ya sin Él