jueves, 3 de diciembre de 2009

Días de destierro



Ya entrada la noche
Cae la lluvia
y en una aparente caricia
Aumenta la furia de su tempestad

Se precipitan gotas que aceleran intensamente el movimiento de sus siluetas
Perdiéndose en velocidades abismales
Que consumen entes y verbos con su voracidad
Para cubrir, como un gran manto ausente de color, suelos áridos

La noche se convierte en oscuro reflejo
De almas insomnes y sonámbulas
Mientras en el cielo brillan, por su ausencia,
La danza silenciosa de las estrellas

Tormentas siniestras están por arrastrar a su antojo
Aquello que brillaba bajo reflejos luminosos
Todo desaparece y se fusiona
Trayendo consigo aparentes vientos de libertad
Lejanos a esa eterna búsqueda de eternidad
Son tan sólo la reflexión de un reloj que marca el Ahora,
Aquí