lunes, 17 de diciembre de 2007

Puerto Colombia

En la bahía desierta
una ala roja, otra blanca
el mar la busca en el puerto.
La busca y no puede hallarla!
Contra el espolón del muelle,
la espuma deja su escama.
Un bosque de algas marinas
va sobreaguando en las playas.
El mar la busca en el puerto
contra las verdes barandas.
Cómo palpita la ola
debajo de las arcadas
el muelle parte la mar:
una ala roja, otra blanca!
Los veleros, en la brisa,
quieren soltar las amarras
¡y el mar la busca en el punto
la busca y no puede hallarla!
Antonio García

domingo, 9 de diciembre de 2007

Canción del mar

Por un bosque de veleros
una golondrina pasa
¡las velas quedan temblando
por ir detrás de las alas!
El viento viene del mar.
La brisa de la montaña.
Y las olas de los puertos
llegan a la madrugada:
La aldea va a recibirlas
a la estación de la playa
¡Bajo los arcos de piedra
deja la sal de sus lágrimas!
Los pinares de la sierra
Llegan al borde del agua.
El viento viene del mar.
La brisa de la montaña.
¡Qué esfuerzos hace la flor
por florecer en la playa!
Su raíz ¡qué valerosa
luchando en la arena amarga!
Por el bosque de veleros
una golondrina pasa.
¡Cuando te hagas a la mar
la encontrarás en tu alma!
Por Antonio García

viernes, 16 de noviembre de 2007

En mi parte, parte de Marte parte

Crear para no morir. Intentamos dejar un poco de realidad en lo efímero del mundo y su tiempo. Corremos sin pensar, olvidando nuestra esencia, desparramando nuestros sueños, apagando nuestra luz. A veces somos sin dejar ser. Partimos sin rumbo. Perdemos sonidos orquestados, para despertar y dormir. Ciclos sin fin alguno, sólo la muerte, dama misteriosa y caprichosa; toma y se lleva las piezas. La nada es, la parte y el todo también. Estamos aquí, somos ahora y sentimos latir. Relojes sin tiempo marcan lenguajes desconocidos. Libros reflejan el paso de los siglos. Las huellas renacen y el terciopelo danza. El mar toma su parte, besa con sus olas y parte. Horizontes infinitos parten. La vida parte. Tal vez en otra parte estará mi parte. Ese es el arte.

domingo, 7 de octubre de 2007

Canción nocturna


Quand tous chantent
Ils ne travaillent pas

Quand tous dansent
Ils n´etudient pas

Quand tous écoutent
Ils ne parlent pas

Quand arrive Mademoiselle Bonne nuit
Il n´y a pas de tristesse dans les yeux.

domingo, 23 de septiembre de 2007

La fuerza de la tormenta


La soledad no es el enemigo más próximo

No es el compañero distante

simplemente combate la guerra interna

de vacíos inexplicables.

miércoles, 29 de agosto de 2007

Pequeñas grandes luchas


...Por el Juan Salvador Gaviota que todos llevamos dentro.... Porque para poder ser libres y volar muy alto debemos primero ser orugas que, en medio de las dificultades y la oscuridad, obtienen la fuerza necesaria para que cuando llegue el momento sus alas sean más fuertes que el viento...

A la mañana siguiente, la Bandada había olvidado su demencia, pero no Pedro.
-Juan, ¿te acuerdas de lo que dijiste hace mucho tiempo acerca de amar lo suficiente a la Bandada como para volver a ella y ayudarla a aprender?
-Claro.
-No comprendo cómo te las arreglas para amar a una turba de pájaros que acaba de intentar matarte.
-Vamos, Pedro, ¡no es eso lo que tú amas! Por cierto que no se debe amar el odio y el mal. Tienes que practicar y llegar a ver a la verdadera gaviota, ver el bien que hay en cada una, y ayudarlas a que lo vean en sí mismas. Eso es lo que quiero decir por amar. Es divertido, cuando le aprendes el truco. Recuerdo, por ejemplo, a cierto orgulloso pájaro, un tal Pedro Pablo Gaviota. Exilado reciente, listo para luchar hasta la muerte contra la Bandada, empezaba ya a construirse su propio y amargo infierno en los Lejanos Acantilados. Sin embargo, aquí lo tenemos ahora, construyendo su propio cielo, y guiando a toda la Bandada en la misma dirección.
Pedro se volvió hacia su instructor, y por un momento surgió miedo en sus ojos.
-¿Yo guiando? ¿Qué quieres decir: yo guiando? Tú eres el instructor aqui. ¡Tú no puedes marcharte!
-¿Ah, no? ¿No piensas que hay acaso otras Bandadas, otros Pedros, que necesitan más a un instructor que ésta, que ya va camino de la luz?
-¿Yo? Juan, soy una simple gaviota, y tú eres...
-...el único Hijo de la Gran Gaviota, ¿supongo? -Juan suspiró y miró hacia el mar-. Ya no me necesitas. Lo que necesitas es seguir encontrándote a tí mismo, un poco más cada día; a ese verdadero e ilimitado Pedro Gaviota. El es tu instructor. Tienes que comprenderle, y ponerlo en práctica.
Un momento mas tarde el cuerpo de Juan trepidó en el aire, resplandeciente, y empezó a hacerse transparente.
-No dejes que se corran rumores tontos sobre mí, o que me hagan un dios. ¿De acuerdo, Pedro? Soy gaviota. Y quizá me encante volar...
-¡JUAN!
-Pobre Pedro. No creas lo que tus ojos te dicen. Sólo muestran limitaciones. Mira con tu entendimiento, descubre lo que ya sabes, y hallarás la manera de volar.
El resplandor se apagó. Y Juan Gaviota se desvaneció en el aire.

Juan Salvador Gaviota
Richard Bach

martes, 21 de agosto de 2007

Cuando llega la alegría

... como el día, como la noche...

Flores en el ático danzan eléctricas
Envueltas en tréboles de luz

Mi rosa renace
Rayos de colores se expanden

Giro y pierdo esa cordura existencial
Me reencuentro en pequeños pedazos estrellados

Que fugazmente vuelan hacia mi infinito.

Cuando llega la tristeza

...Porque nada es permanente...

Las flores en el ático danzan marchitas envueltas en cobre de marfíl

Mi rosa ha muerto

Lágrimas de mercurio son derramadas

Me retuerzo hasta quebrarme como una hoja seca de otoño

Me desintegro en pequeños pedazos de escarcha que vuelan atravesando el infinito.

sábado, 28 de julio de 2007

Rompiendo mi cabeza


Caminantes
azulados trabajan aquí


Cantando
armonías trenzadas allá


Componiendo
antologías trazadas antes


Conduciendo
aterciopelados trenes ahora


C
a t a

jueves, 12 de julio de 2007

Hacia adentro

Más que algo externo, cuando viajamos estamos recorriendo un camino interior; una experiencia siempre diferente y nada sencilla. El viaje que realiza el Principito demuestra que su aprendizaje no fue originado por algo exterior, aunque así lo pareciera, sino que cada planeta simbolizaba una parte suya; lo que hace es recorrerse dentro de sí en las negatividades y positividades.

La enseñanza de ésta historia es primordial para la vida; lo más importante, lo verdaderamente relevante es nunca dejar morir la rosa que todos llevamos dentro, no dejar que se apague ni marchite nunca así le pasen huracanes por encima. Nunca la abandonemos porque esta rosa única, “distinta de todas las demás, una cuya delicadeza, candor e inocencia, harán despertar de su letargo a mi alma, mi corazón y mis riñones” Saint-Exupéry.

”No se ve bien sino con el corazón; lo esencial es invisible para los ojos” A.S-E.

viernes, 6 de julio de 2007

Yo en mí sin mi yo

Este es un error que nunca debemos cometer, pero en el que caemos como parte del aprendizaje de vida; si no nos conocemos y no sabemos quienes somos el camino estará perdido. 'Conócete a ti mismo' estaba inscrito en el Oráculo de Delfos, y este es uno de los principios en los que el Ser debe profundizarse y fortalecerse.

A través de esta aparente simple pero compleja frase, Sócrates abrió una puerta de sabiduría hacia nosotros; en el sentido que para él tiene este lema está en relación no sólo con el reconocimiento de nuestros límites, de nuestra ignorancia, sino también con su afirmación de que la virtud reside en el conocimiento, como un medio para la acción.

Frecuentemente, conocernos a nosotros mismos y aprender la verdad empieza por reconocer lo que no sabemos. "Una vez que nos conozcamos, podremos aprender a cuidar de nosotros, pero si no, nunca lo haremos" Sócrates.

El camino para encontrar esta sabiduría queda recogido en el precepto de que la búsqueda de la verdad es una búsqueda interior -en diálogo con los otros-, precedida e impulsada por el reconocimiento de la ignorancia.

"Cuando hablamos de la naturaleza, no deberíamos olvidar que somos parte de ella y que debemos contemplarnos con la misma curiosidad y sinceridad con las que estudiamos un árbol, un cielo o un pensamiento, puesto que estamos ligados a la totalidad del universo". Henri Matisse




domingo, 24 de junio de 2007

Sonata d´inverno

Hacia afuera congelaba las partes de aquél árbol
Bajo el aliento de una melancólica luna

Que bañaba con sus pálidos reflejos

Sus desnudos brazos

Para morir de nuevo

Para perderse dentro de sí,en la espera de ese lejano sol

Mientras se paseaba en sus pliegues pudo sentir el soplo de una mariposa
que aleteaba alegremente bajo la lluvia

Para soñar de nuevo entre suelos de mármol

Y dejar caer la última de sus hojas
Levemente

Impregnando de tintas suyas

Como una gota de sangre en la nieve.

viernes, 8 de junio de 2007

Lo inmanente


Hay razones para existir.....
Hay razones para morir.....
Pero no hay razones para dejar de saber lo que en realidad envuelve el alma; tanto en la luz como en la oscuridad.



Cada uno debe encontrar esa verdad que yace dentro de nosotros, que permanece allí y le da la fuerza necesaria y el sentido a la vida. Para mi es el Amor en Dios, como esencia de todo y para todo.

lunes, 4 de junio de 2007

Imágenes de Retrovisor



Ayer desperté en las finas arenas del desierto

Resbalando y jugando con su inagotable inmensidad

Enfrascando aquellos pequeños puntos equidistantes que se van acercando
Que se arraigan a recuerdos que flotan
Pero que parten y no se dejan capturar en su totalidad
Y fue, entre esos lapsos de eternos devenires, que esos reflejos tropezaron con mi imagen

Porque su esencia da vueltas y vuela al igual que ese caprichoso tiempo
Intenta medirlo pero no le alcanza
Entonces hoy cerré mis ojos y decidí dejarlo correr



viernes, 25 de mayo de 2007

Overture


Aquí estamos, aquí estoy; empezando a dibujar un poco un pedazo de pensamiento, iniciando con una pincelada mía abstracta:
Perdida en océanos de mar encontré sabiduría olvidada
rescatando pedazos en mí,
para soltar y abrazar momentos de dolor en fugas de furias etéreas
llevándome hacia una soledad salvadora que tendió lazos hacia el amor.
Soy, fui y seré parte de ese Todo al que retornaremos y en el que nos perderemos...